Datos personales

Nací en Córdoba. Mis compañeros de estudios en el Instituto Fidiana me llamaban Tovarich. Participé en las movilizaciones fidianeras reivindicando tener un edificio propio. Miembro de la Plataforma de Estudiantes de la JOC. Militante de la JOC (1996-2001). Presidente del Consejo de Estudiantes de Filosofía y Letras de la UCO en el curso 97/98. Militante del Partido Comunista de España desde 1997, del que he sido Secretario Provincial en Córdoba desde marzo de 2010 hasta noviembre de 2011. Director de cordobaroja.es

martes, 7 de junio de 2011

La fábula de la casa dañada


Érase una casa hermosa y habitable construida desde mucho tiempo por manos trabajadoras. Los cimientos con más de 140 años estaban hechos de firme roca, que en algunos periodos para poder construirlos se había tenido que pagar roja sangre obrera.

Durante lustros la casa había permanecido majestuosa, pero con el paso del tiempo se había visto afectada por males que fueron agravándose, ya que durante mucho tiempo hubo muchos que no se fijaron en ellos sino en lo magnífica que se veía. A pesar de las goteras o la carcoma el edificio se mantenía de pie.

Pero llegó un terremoto local acompañado por un tsunami azul que barrió el país de norte a sur y el edificio a pesar de sus fuertes cimientos, pero en mal estado, no resistió.

Los inquilinos del edificio empezaron a discutir como salir del atolladero. Había quien, aún reconociendo que los males venían de tiempo, pedía un cambio de presidente de la comunidad.

Lo que está claro es que para reconstruir el edificio los inquilinos no van a contar con ayuda de ningún capitalista, es más puede que algún constructor quiera quedarse con el solar. La reconstrucción del edificio tiene que ser obra del trabajo voluntario de los inquilinos que quieran seguir habitando el edificio que forma parte de sus vidas durante años. Porque los inquilinos en lo fundamental serán los que viven ya en el edificio.

Habrá que cambiar las maderas, habrá que quitar habitaciones, habrá que hacer todo lo que se tenga que hacer, pero lo que no se variará serán los firmes cimientos. Aunque tal vez algún inquilino aproveche para plantear que también hay que quitar los viejos pero sólidos cimientos.

Si alguien no quiere echar una mano las puertas están más abiertas que antes del tsunami y el terremoto tanto para salir como para entrar. Pero como mínimo que no entorpezca, que no esconda la escoba o las herramientas.

Todo aquel inquilino y los vecinos del edificio que quiera que el inmueble vuelva a ser lo que fue, bienvenido será para construir con trabajo voluntario las nuevas maderas pero sobre los firmes cimientos.