Datos personales

Nací en Córdoba. Mis compañeros de estudios en el Instituto Fidiana me llamaban Tovarich. Participé en las movilizaciones fidianeras reivindicando tener un edificio propio. Miembro de la Plataforma de Estudiantes de la JOC. Militante de la JOC (1996-2001). Presidente del Consejo de Estudiantes de Filosofía y Letras de la UCO en el curso 97/98. Militante del Partido Comunista de España desde 1997, del que he sido Secretario Provincial en Córdoba desde marzo de 2010 hasta noviembre de 2011. Director de cordobaroja.es

viernes, 10 de agosto de 2012

La dos orillas de Mercadona


Un pequeña acción, una acción que es tratar de obtener unos cuantos carros de comida para familias necesitadas ha generado tal polvareda que sorprendería a cualquiera. 
Por un lado, los sectores bien pensantes, políticamente correctos, han ido rápidamente a condenar la acción, algunos han ido a sacar "trapos sucios" de que si no sé qué viaje a Venezuela, que si no sé qué (ficticio) Jefe de Policía... De esa forma se fijan en una condena del hecho en sí, descontextualizándolo, y fijándose en cuestiones anecdóticas ajenas a la acción, personificando esta en una persona a la que se trata de caricaturizar y volviendo a descontextualizar. Nada nuevo, en este país se lleva años difamando al que no cumple con el rol que el dios "Mercado" les tiene destinado; sea el nacional como el Quijote Anguita o sea internacional como el dictador Chávez, que es el tirano elegido más veces en elecciones arbitradas por organizamos internacionales nada afines. La estrategia es la misma; personalizar, no hablar del contenido sino de la forma y fijarse en lo superfluo, aunque nada tenga que ver con lo que se esté hablando, incluso si no es verdad lo que se dice para criticar, eso tampoco importa.
La acción encontrado comprensión en sectores que agradecen que se haya puesto encima de la mesa la necesidad de alimentación que existe en nuestro país. Que estas políticas de doctrina del shock que con la excusa de la crisis se están aplicando, generan pobreza; que hay empresas que tiran comida comestible a la basura mientras familias tienen que mirar hasta el último céntimo de la maldita moneda para poder comprar los alimentos; que el dueño de la cadena que se resitió (no debemos de olvidar que la multinacional pactó con el SAT) es la mismo que hace unos meses pedía que la última reforma laboral se había quedado corta. 
El economista y diputado por Izquierda Unida, Alberto Garzón, señalaba que si bien es ilegal es legitítima. Y tiene Garzón razón cuando hace esa separación; los grandes saltos de la historia se han hecho por pequeñas ilegalidades que supusieron remover conciencias.
Pero más allá del divertimento de lo políticamente correcto o de recalcar lo legítimo de la acción, en mi opinión, lo significativo ha sido recrear las dos orillas; de un lado los Fernández Díaz, los Rafael Merino, los Pepe Griñán o los Toni Cantó, acompañados de los mass media.
Del otra orilla, aquellos que no entienden  (bueno sí la entendemos) la rapidez para detener a estos jornaleros; la virulenta crítica al "robo" de unos cuantos carros de comida y la impunidad de estos años de otras situaciones (sean banqueros, políticos, empresarios, Infantas...). El SAT ha recibido la solidaridad de los que somos militantes de Izquierda Unida, de diversos colectivos y de blog y medios digitales alternativos.
Hay que optar, cuando las contradicciones sociales se agudizan hay que optar sino nos puede pasar como a quién se dirigía aquella canción de Víctor Jara: "Usted no es ná,/ no es chicha ni limoná".