Datos personales

Nací en Córdoba. Mis compañeros de estudios en el Instituto Fidiana me llamaban Tovarich. Participé en las movilizaciones fidianeras reivindicando tener un edificio propio. Miembro de la Plataforma de Estudiantes de la JOC. Militante de la JOC (1996-2001). Presidente del Consejo de Estudiantes de Filosofía y Letras de la UCO en el curso 97/98. Militante del Partido Comunista de España desde 1997, del que he sido Secretario Provincial en Córdoba desde marzo de 2010 hasta noviembre de 2011. Director de cordobaroja.es

domingo, 3 de febrero de 2013

Que el pueblo tome la palabra; por unas elecciones a constituyentes

a raíz del escándalo de los sobres que golpea al Partido Popular, y que salpica al Gobierno de la Nación, el Coordinador General de Izquierda Unida, y Portavoz del Izquierda Plural pedía la dimisión del Presidente del Gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Juramento del Juego de la Pelota. momento de la Revolución Francesa en el que se decide dotarse de una nueva Constitución.

Comparto estos dos planteamientos de Cayo Lara; sin embargo, creo que el problema de fondo no se resuelve con unas meras elecciones anticipadas, sino que entiendo que Izquierda Unida debiera apostar por pedir que esas elecciones anticipadas tengan carácter constituyente. Es decir, no se trata de dar la voz al pueblo para que elija los nuevos dirigentes que lo rijan, sino de que el pueblo tome la palabra para realizar un nuevo contrato consigo mismo ya que el contrato social surgido de la Transición está, como se dice por estas tierras, "dando las "boqueás"".
A finales de 2010 -aún ni existía el 15M- escribí en este blog un artículo llamado "2010: La Crisis de la Transición" en el que planteaba como el régimen de la Transición mostraba agotamiento, el no dar más de sí; el impedimento de poder investigar los crímenes del franquismo; la crisis del PSOE; como España se convertía en una plutocracia en en el momento en el que el Gobierno se reunía con la cuarentena de capitalistas más importantes del país para que estos le dijeran las medidas a tomar: habría que recordar que entre los que se reunión con Zapatero aquel noviembre de 2010 estaban Rodrigo Rato (Bankia -¿qué decir?-) y algunas compañías que ahora aparecen en los papeles como donantes del PP como FCC, OHL o Mercadona. Aquello era allá a finales de 2010.
Desde entonces no hay institución de las fundamentales del régimen surgido de la Transición que se salve; un poder ejecutivo que lleva un año recortando y recortando y que ahora se le intuye ensobrado; un parlamento elegido por una ley injusta; unos diputados que votan leyes que atacan a la ciudadanía, al grito de "¡Que se jodan!" de la hija de un corrupto cacique, mientras poseen privilegios que van más allá de la duración del cargo. Una justicia que es un coladero de corruptos y ricos y que condena al juez que investiga los crímenes de la dictadura y de la corrupción. Y un Jefe de Estado que se sitúa en un estatus de neutralidad pide sacrificios a sus "súbditos" mientras se va de safari; un banquero - ex dirigente del partido en el gobierno- que se va de rositas y con el "parné" después de generar un agujero en su entidad que genera un daño "en la marca España" que propician recortes sobre los recortes; un líder la patronal que pide que se trabaje más y se cobre menos pero él se lo lleva calentito; dirigentes políticos que cuando dejan la política se pasan a la empresas privadas -que fueron beneficiadas durante su gestión-; una justicia que no llama ni como testigo a la mujer y socia de un cabecilla de un caso de corrupción por ser la hija del Jefe del Estado -el de los elefantes-. Una Iglesia que da lecciones morales sobre cosas que a la gente se las trae al pairo, pero que no paga impuestos...
Un régimen que queda claro a treinta y cinco años de su nacimiento no da respuestas a la ciudadanía, pero que está la orden de los mismos sectores gozaban de privilegios en la dictadura. Un régimen democrático con tanto límites al pueblo que parece que un disfraz.
Hoy, al calor de la crisis y de los casos de la corrupción y la falta de ejemplo de los dirigentes existe una desafección de sectores de las ciudadanía con respecto al régimen. Esta desafección toma dos actitudes diferentes; por un lado, los que asumieron la ideología dominante (-tanto económica -neoliberalismo-, como cultural -pensamiento único-, como política -el "mito de la Transición"-) y que ahora se encuentran  huérfanos; ya que su concepto de ciudadanía consiste sólo en votar cada cuatro años para elegir a la élite dirigente; personas para las que el compromiso a través de los instrumentos tradicionales la izquierda es algo trasnochado; esas personas están huérfanas y no saben qué hacer dentro de su concepto cultural, que es el único que no lo han defraudado; ya que han sido, en muchos casos golpeados por el neoliberalismo en la crisis por la opción política que consideraban mejor.
Hay otro sector, que desde el zamarreo que fue el 15-M, y entorno a problemáticas como los desahucios, la defensa de la sanidad y la enseñanza pública o la lucha contra el paro. Este sector, que reivindica desde un planteamiento democrático; en el que el pueblo no solo vota sino que opina y quiere influir. Pero que tampoco tiene un cauce estructurado que sirva para construir esa alternativa global.
Cuando el pueblo ve ejemplaridad en sus dirigentes, aquel los sigue y si es necesario se sacrifica; el problema hoy en España es ese pero a la inversa. Al pueblo se le pide -es el eufemismo de se le impone- sacrificios, pero no solo no ve ejemplaridad en sus dirigentes sino que más bien todo lo contrario.
En este momento hay que ser valiente. Se trata de definir si el régimen de la Transición sufre una enfermedad de corrupción -no ya de corrupción económica o delictiva sino ética- que se pueda tratar con una dosis mayor de democracia; o que el régimen es corrupto porque nació de un pacto con una dictadura corrupta de la que no tuvo que rendir cuantas al pueblo nadie por sus crímenes. En ese caso, no hay tratamiento posible.
Y me sitúo en esta perspectiva; es el momento que desde una organización importante como es Izquierda Unida, que quiere un Estado republicano, federal y solidario, se diga abiertamente que queremos otro régimen político; no una deseable y futurible Tercera república, sino que -parafraseando La Marsellesa- "el día de la república nos ha llegado". Esto significa que no nos podemos limitar a pedir elecciones para cambiar de Gobierno, sino proclamar el fin del régimen de la Transición  y por ello exigir el carácter constituyente; no una reforma de  una Constitución consensuada con los franquistas conversos y nacida bajo el ruido de sables; sino una Constitución nueva.
En América Latina, los movimientos que se enfrentaron al neoliberalismo trajeron consigo la caída pacífica de los regímenes que habían hecho posible el "tsumani" neoliberal, y el nacimiento de nuevas constituciones surgidas de un poder popular creado por las luchas contra los desastres sociales que las reformas neoliberales acarrean.  
Cuando en la ciudadanía se sitúa la desconfianza ante las instituciones es que estas tienen los días contados, ya que las instituciones pasan, pero el pueblo es permanente. 
Con las Constituciones y las instituciones con respecto al pueblo sucede lo mismo que decía Jesús de Nazaret con el Sabat: "Las instituciones se hicieron para el publo, y no el pueblo para las instituciones".

También publicado en larepublica.es